11 jul 2012

Y sí, sé que ésto os importa una mierda.




Hace mucho tiempo, existió una escritora frustrada cuyo nombre era María Ahufinger. ¿Qué pasó con ella? Que terminó hasta las narices de que las personas le ocultaran cosas; de los dobles filos y de los «No era mi intención decir éso».

Dicha escritora, se planteó seriamente coger una motosierra y ponerse a cortar cabezas, pero, ¿sabéis qué? Que tampoco podría ser ese su castigo hacia ellos, porque ella a veces había actuado como éstos. Seamos francos, ¿quién no ha ocultado algo a alguien, e incluso mentido, con tal de no herirle o preocuparle? Já; jodido mundo. Cuando queremos las mentiras son malas y, cuando no, piadosas.

Pero bueno, ¿es que las mentiras no son mentiras? Coño; no me liéis más, ¿eh?

Hace mucho tiempo, existió una escritora frustrada, cuyo nombre era María Ahufinger, que empezaba a plantearse si tenía algún problema con el mundo, puesto era incapaz de ver las cosas de otros colores que no fueran el blanco o el negro. Para ella no existía el gris.

Y ahí estaba ella, de mala leche y cabreada por algo a lo que no le debería de dar tanta importancia.

Image and video hosting by TinyPic











No hay comentarios:

Publicar un comentario