Puede que esto os parezca una tontería, pero es una duda que he tenido a lo largo de toda mi estancia en el mundo literario online. A la escasa edad de doce años empecé a navegar en redes en las que se frecuentaban o bien creaciones literarias, o bien se hablaba de literatura. He de decir que en la mayoría de ellas únicamente se podía apreciar la presencia de mujeres. No quiero que penséis que reniego de la existencia de hombres ni nada por el estilo, sino que simplemente su numero era considerablemente inferior. A razón de esto siempre me he planteado el quid de esta cuestión. ¿Existe alguna razón en concreto para que esto ocurra?
Si nos remontados a unos cuantos siglos atrás las creaciones literarias eran casi exclusivas del género masculino. Si bien es cierto existen algunas excepciones maravillosas pero, aún así, a grandes rasgos eran más propias de varones. Esto me ha hecho plantearme si ha sido ahora el boom de las autoras femeninas o si, por lo contrario, ha sido en esta época en la que, gozando de más libertad, se han visto en la oportunidad de realizar creaciones literarias.
Me gustaría añadir que, anteriormente, el número de autoras femeninas se veía ensombrecido por el de sus maridos, hermanos... Estas mujeres se veían obligadas a emplear el nombre de estos en la publicación de sus obras porque, de no ser así, no gozarían de ningún tipo de posibilidad de que sus creaciones salieran a la luz. Tal vez existan hoy en día libros firmados con algún nombre masculino cuya autora, oculta en la sombra, jamás será descubierta.
Otro tema que siempre me planteé era el porqué la mayoría de libros que estudiamos tienen autores masculinos. Puedo entender, de verdad, que exista un gran número de creaciones relativas a este sexo pero aún así también tenemos a flamantes mujeres que han escrito obras maravillosas. Tales como , por ejemplo, Emily Brönte, o Rosalía de Castro. Seguro que si os paráis a pensar caéis en más nombres de escritoras.
Para finalizar os dejo con un poema de una autora nicaragüense que, a mi ver, es fiel a la nueva visión de la mujer del siglo XXI.
Mi querido Odiseo:ya no es posible más,esposo mío,que el tiempo pase y vueley no te cuente yode mi vida en Ítaca.Hace ya muchos añosque te fuiste.Tu ausencia nos pesóa tu hijoy a mí.Empezaron a cercarmepretendientes.Eran tantos,tan tenaces sus requiebrosque, apiadándose un diosde mi congoja,me aconsejó tejeruna tela sutil,interminable,que te sirviera a ticomo sudario.Si llegaba a concluirlatendría yo sin moraque elegir un esposo.Me cautivó la ideaque al levantarse el solme ponía a tejery destejía por la noche.Así pasé tres años;pero ahora, Odiseo,mi corazón suspira por un joventan bello como tú cuando eras mozo,tan hábil con el arcoy con la lanza.Nuestra casa está en ruinasy necesito un hombreque la sepa regir.Telémaco es un niño todavíay tu padre, un anciano.Preferible, Odiseo,que no vuelvas:los hombres son más débiles,no soportan la afrenta.De mi amor hacia tino queda ni un rescoldo.Telémaco está bien;ni siquiera pregunta por su padre.Es mejor para tique te demos por muerto.Sé por los forasterosde Calipsoy de Circe;aprovecha, Odiseo.Si eliges a Calipso,recuperarás la juventud;si es Circe la elegida,serás entre sus chanchosel supremo.Espero que esta cartano te ofenda.No invoques a los dioses:será en vano;recuerda a Menelaocon Helena.Por esa guerra locahan perdido la vidanuestros mejores hombresy estás tú donde estás.No vuelvas, Odiseo,te suplico.Tu discreta Penélope.
Carta a un desterrado- Claribel Alegría (Nicaragua, 1924)